Una de las experiencias más bonitas e inolvidables es tener el privilegio de asistir a esas fraguas auténticas donde se fabrican cuchillos y navajas, en las que la producción se hace de manera artesanal y con herramientas manuales, oyendo ese característico sonido de los golpes del acero, encendido al rojo vivo por el fuego producido por la leña o el carbón, para ser forjado y luego templado a diferentes temperaturas.
Se trata de revivir un sonido, un olor y un sabor de antaño, en esos lugares en los que el tiempo corría con más calma para fabricar esas herramientas de enorme belleza y de gran calidad por la nobleza de sus materiales y sus filos cortantes.
Las navajas artesanales se caracterizan por su originalidad y exclusividad, por su calidad de las hojas de acero que pasan por la fragua para conseguir el punto exacto del temple.
El acabado de las cachas o de las empuñaduras fabricadas en distintos materiales, garantizan un producto único en cualquiera de sus variedades y diseños.